¿Chueca sin orgullo?

Gele Montaño

Soy lesbiana y vecina de Chueca. Vivo y trabajo en el Barrio. Disfruto tanto como sufro las fiestas del Orgullo. Aunque, a decir verdad, cada año se me hace más cuesta arriba soportar, no ya el ruido -tengo la suerte de vivir fuera de la zona de influencia de los escenario- pero sí la marea de gente que invade las calles. Tengo que sacar a mis perros esquivando la marabunta cada vez que voy con ellos a una plaza a 20 minutos de casa en vez de a la habitual, a cinco minutos, pero entiendo que son unos días en los que Chueca es el centro de España, incluso me atrevería a decir de Europa. El Orgullo genera riqueza y trabajo a mucha gente, aunque sea de modo temporal.
Lo que es realmente insoportable son las calles por las mañanas, llenas de meadas, de vómitos y de basura. Si es una situación que vivimos cada fin de semana en todos los barrios de marcha –esa costumbre tan española de sacársela en cualquier esquina, aunque sea en pleno día y desahogar su vejiga- en estos días las calles son auténticos arroyos –quien conozca el barrio sabe que no exagero- y el hedor es absolutamente insoportable.
En estos días todas las miradas de los medios confluyen en el Barrio. Por unos días, lesbianas y gays somos los protagonistas en el festival.
Hoy nos ha robado el protagonismo la Concejalía de Medio Ambiente (¡Precisamente la de Medio “Ambiente”!), sí , esa de la que es Concejala la señora que se hacía un lío tremendo en la frutería con las peras y las manzanas, y nos lo ha robado diciendo que este es el último año que se celebran las fiestas en el barrio a petición de los vecinos.
Pienso, y llamadme mal pensada, que es una maniobra magníficamente orquestada por oscuros poderes fácticos –no sé si judeo-masones o no- para cargar la responsabilidad en las lícitas protestas de los vecinos –olé mi dialéctica fascistoide. Sólo la dialéctica, ojo-. Si entráis en su página web (http://www.avchueca.com/) veréis que en ningún caso se propone suspender las fiestas, sino regularlas para conciliar el descanso y bienestar de vecinos y el ocio de visitantes.
No recuerdo cuántos años hace que, tras las noches alegres, las mañanas son tristes para los vecinos del Barrio. Me voy a centrar en la higiene como ejemplo y no en el ruido u otras molestias que sufrimos.
El servicio de limpieza hace un previo de madrugada pero cuando los vecinos vamos por pan o a la compra cada calle huele a rayos y centellas (por describir de un modo fino la confluencia de olores). ¿Qué significa eso? Simplemente que no se han regado las calles, no se han recogido las basuras.Imaginaos, año tras año soportando eso. Si pasase en vuestro barrio, ¿no protestaríais?
A mí, ese hecho concreto, me parece una curiosa maniobra del gobierno municipal. Saben esperar y hacen labor de zapador. No son capaces de ir de frente y decir que no toleran a lesbianas ni maricones porque es políticamente incorrecto ahora que están en el “centro”.
Si quieren librarse de nosotros que digan, con valentía, que prohíben las fiestas porque las lesbianas y los gays somos seres contranatura y no tenemos derecho a existir, que es lo que piensan realmente. ¡¡Que no me vengan con historias!! Dejan que los vecinos de Chueca se conviertan en “los malos de la película”.Las infraestructuras higiénicas son insuficientes para más de un millón de personas que recorren el barrio. ¿Sabéis cuanto aporta el Ayuntamiento para la organización de la fiesta más multitudinaria de Madrid? NADA. ¿Sabéis cuanto dinero genera el Orgullo a todo tipo de negocios –no sólo gays- en 10 días? 200 millones de euros. Sí, habéis leído bien.
Tal vez lo que pretende el ayuntamiento es sacar provecho de los maricones y bolleras a los que combate sus derechos en el tribunal constitucional y llenar sus arcas a nuestra costa para pagar la M30, el capricho olímpico de 2016, es decir, alguno de 5.937 millones de deuda que generó en 2008.¿Y cómo pueden llenarse las arcas municipales? Muy fácil. Se trasladan las fiestas de Chueca a un recinto, como se hace en otras grandes ciudades, controlando desde el Ayuntamiento la concesión de licencias para los negocios que quieran establecerse en este recinto…adivina adivinanza, ¿quién se llena la panza?
Llamadme mal pensada, llamadme loca de la teoría de la conspiración, llamadme como queráis. Puede que me equivoque, ¿por qué no?. No me niego el aprendizaje de equivocarme y reconocerlo. No soy como otros –y otras-. Pero es que después de tantas mentiras, de tantos escándalos que se olvidan ante la negación o el silencio, de tantas manipulaciones burdas que sólo la mayoría absoluta de los madrileños no ven, yo, por mi parte, ya no me creo nada.
**Poco después de escribir este editorial se publicó la noticia en la que la Concejalía de Medio Ambiente echaba marcha atrás en la retirada de las fiestas de Chueca.

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